domingo, 4 de junio de 2017

Artículo de opinión

Desde hace décadas, la imagen de unas masas enfervorizadas que toman al asalto el Palacio de invierno de Petrogrado constituye uno de los iconos no sólo del comunismo sino de las izquierdas de todo el mundo. En semejante cuadro quedaría consagrada la idea de que Lenin y sus secuaces se habían limitado a encabezar una revolución popular que, partiendo de la calle, había concluido con una democracia a medias.

La Revolución Rusa de Octubre comenzó con la toma del palacio de invierno de San Petersburgo el 25 de octubre de 1917, pero esta fecha corresponde al calendario juliano vigente en el imperio ruso, después abolido por el Gobierno bolchevique. Sin embargo, para el resto del mundo, bajo el calendario gregoriano, los sucesos se iniciaron el 7 de noviembre de 1917.

Como podemos ver al comienzo de la película Anastasia y en el fragmento de la película Octubre de S,Eisestein, el proletariado derribó la puerta del palacio y entró en este, enfrentándose a los soldados. Los soldados disparaban mientras se acercaban pero, una vez dentro, no hubo ni un solo disparo. Para hacer más ridícula su defensa, ni siquiera estaban cerradas las puertas del palacio. 
El Gobierno mientras tanto estaba reunido discutiendo si nombraba un Dictador, tal como hacía la República romana cuando se encontraba en peligro. Este debate fue interrumpido cuando se abrió la puerta y entró un hombre con gafas y melena pelirroja, joven y de rasgos finos aunque con la camisa muy sucia. Era el jefe de la operación de asalto, Vladimir Antonov-Ovseenko, que pronunció las históricas palabras: “En nombre del Comité Militar Revolucionario les pongo a todos bajo arresto”. Se había producido el cambio de poder.

Pero el nuevo poder no tenía todavía el contro pues la situación se le fue de las manos a Antonov-Ovseenko. El Palacio de Invierno le venía grande. Se produjeron pillajes de obras de arte, pero sobre todo de vajillas, alfombras, sábanas y cortinas, escenas de indisciplina intolerables para la moral bolchevique.



En la película de Disney, Anastasia, concretamente en los primeros cinco minutos, se hace referencia a la toma del Palacio de Invierno. En ella se estigmatiza a la Revolución Rusa, manteniéndose que fue culpable una maldición de Rasputín y no la necesidad del pueblo ante el totalitarismo zarista.
Sí que es cierto que Rasputín afirmó a la zarina Alejandra que si él moría, la dinastía Romanov no duraría más de dos años en el poder, pero no en forma de amenaza, pues él nunca tuvo una relación de enemistad con la familia.

Además se afirma la bondad de la familia del Zar, pasando así por alto las estadísticas históricas que demuestran el sufrimiento al que sometían al pueblo.


En conclusión, la toma del Palacio de Invierno simboliza ese golpe, ese asalto al poder que acabó con la instauración, en buena parte del antiguo Imperio ruso, tras la Guerra Civil, de la URSS, la primera dictadura del proletariado de la historia de la humanidad. 

Helena Martínez 4ºA

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